- junio 12, 2017
- Posted by: Jose Aponte
- Categoría: Articulos
El estrés laboral es un fenómeno común en el lugar de trabajo que afecta la productividad de los empleados. No es un tema de mucha presencia en los medios del País, pero existe una considerable cantidad de literatura científica que apunta a que existe una correlación significativa entre la presencia de estresores laborales y la productividad y la salud de los empleados. Es decir, a mayor la presencia de estresores laborales, mayor será el impacto en la productividad y la salud de los empleados.
Prácticamente todos los empleos tienen algún factor de riesgo que de no ser atendido puede provocar estrés o alguna lesión o padecimiento. En las empresas de construcción, donde el trabajo es físico, las fuentes de estrés fisiológicas están relacionadas a la naturaleza física del trabajo o provienen del ambiente o entorno laboral.
Por ejemplo, el obrero que utiliza el marrón de impacto o “jack hammer” para cavar un agujero en la superficie del pavimento expone al trabajador a dos categorías de riesgo: la vibración segmentada y el ruido. Cuando nuestras extremidades u otras partes del cuerpo están cerca del umbral de su capacidad de extensión o movimiento, puede ocurrir el estiramiento y compresión de nuestros nervios y tendones. Mientras más prolongado sea una posición corporal fija o incómoda, más propensos somos a desarrollar un desorden músculo esqueletal relacionada al trabajo.
De otro lado, existen estresores relacionados al factor humano que pueden estar presentes en cualquier tipo de empresa, sea en una compañía de construcción, taller de mecánica o un bufete de abogados. Estos estresores son la falta de autonomía (cuando el empleado carece de poder de toma de decisiones), presión escalonada (para lograr mayor producción), carencia de o pobre comunicación y la percepción de falta de apoyo (ya sea del supervisor o los compañeros de trabajo).
Según la Teoría de Demandas y Recursos Laborales (DRL), el estrés es producido por un desbalance entre dos dimensiones, las demandas y los recursos organizacionales y por lo tanto es posible reducir factores de riesgo de estrés si existe un balance entre las demandas del empleo y los recursos que ofrece el patrono. Tanto las demandas como los recursos laborales son aspectos físicos, psicológicos, sociales u organizacionales relacionadas a la realización de las tareas de cada puesto. Por ejemplo, trabajar de pie o caminar prolongadamente es una demanda, el recurso que atiende esta demanda es el espacio de descanso que provee el patrono o un calzado especializado que disminuya el estrés provocado por el estresor.
Los recursos ayudan a lograr metas del trabajo y estimulan el crecimiento, aprendizaje y desarrollo del personal. También son potenciales motivadores porque le añaden significado al trabajo de los empleados, los hacen responsables por los procesos y resultados de su trabajo y les proveen información sobre los resultados de sus actividades laborales. Algunos recursos que provienen de la empresa son la seguridad laboral, oportunidades de crecimiento y remuneración adecuada. También hay recursos relacionados a las relaciones interpersonales y sociales, como el apoyo del supervisor y de los compañeros y el clima de trabajo en equipo. Otros son la organización del trabajo, claridad en los roles, significado de la tarea (que tenga sentido para e empleado), participación en la toma de decisiones, autonomía (que no tenga supervisión excesiva) y retro-comunicación o "feedback" sobre el desempeño.
Las demandas pueden ser de naturaleza física, psicológica, social u organizacional. Algunos ejemplos son la presión de trabajo elevado, ambiente físico no favorable, e interacciones con clientes con un alto costo emocional. Aunque las exigencias en el trabajo no necesariamente son malas, pueden convertirse en estresores cuando satisfacer esas exigencias requiere un gran esfuerzo del cual el empleado no se ha podido recuperar adecuadamente.
La meta de una organización psicológicamente saludable no es eliminar los factores de riesgo, ya que es imposible erradicar todas las fuentes de estrés, sino más bien reconocerlas, saber de dónde y porqué provienen y tratar de lograr un balance entre los factores de estrés y los recursos disponibles para disminuir sus efectos.